sábado, agosto 08, 2009



Aguas dulces

Los movimientos más cortos
son tan certeros
tan vacíos de intenciones
tan lentos en los instantes
y tan extensos en los corazones.

Un beso fugaz canta más que una serenata,
Una mirada firme revela más que una confesión
un solo deseo de abrazo
promete más que cualquiera realidad.

Los gestos del ama se derraman sublimes
por las orillas del cuerpo
cuando las sonrisas se abren rosadas
en la intimidad de los labios
cuando todas las lágrimas translucen
junto al agua dulce de los rocíos.
Los Niños y la Música

Uno de los mayores desafíos del hombre es comprender y amar su propia soledad. Es encontrar en ella la plenitud, y el principal aliento para crecer y servir. La música, junto a otras artes, tiene esta facultad mágica de enseñarnos la felicidad, de llevarnos al maravilloso proceso del auto-conocimiento.

El sonido y el silencio, sol y luna de toda armonía, brillan incansablemente sobre los campos fértiles de un niño que aprende. Cada nota musical es una victoria, es una semilla de confianza y éxito.

El piano reúne el alma de cada uno de nuestros pequeños aprendices, y lo mejor: nos reúne en torno a ellos. Cuando sus manitos se posan alborotadas sobre las teclas, algo en nuestro corazón titila. Es el milagro de la comunicación sana, y de nuestro amor responsable que trasciende.

El tiempo es nuestro bien más precioso. Y ocuparlo con disciplina y melodía es un privilegio. Una canción simple o un concierto cumplen, de igual manera, con agradecer y celebrar la vida. Porque, finalmente, el que se sienta a tocar, inspira y bendice. Y el que escucha, se eleva, reconoce y consagra.
Mejores Generaciones
Leyendo a Dante Alighieri

¿Mejores en qué? ¿En valores? ¿En capacidades? ¿En cultura? ¿Qué certeza podemos tener de que estamos creando a mejores personas? Seguramente ninguna. Nada es garantía de éxito para las siguientes generaciones. El futuro siempre es una pretensión, un mapa huidizo y el más fugaz de los tiempos.

Los hijos son más que del mundo, son de ellos mismos. Y en esto reside la gracia del libre albedrío. Nadie, en el mundo adulto, responde por nadie, sino que por si mismo. En eso reside el ser hombre: en la posibilidad de repetir concientemente lo mismo, pero de forma magistralmente distinta.

No hay mejores, no hay peores. Y si estamos hablando de personas, las que se vuelven referencias, sólo sirven como ejemplos, como guías, como maestros. Si a cada instante, nos acercamos un poco más a la excelencia, entonces dejamos un testimonio de esperanza y fe en los procesos evolutivos. Pero en ningún caso nos tornamos superiores a otros. Al contrario: sentirse más que los demás, es el signo más evidente de empeoramiento.

La educación es un método necesario, es un instrumento de amor, es el camino más corto para el orden social. Pero el ejemplo es mucho más que eso, es el calor que enciende los tiernos espíritus, es la fuente caudalosa que alimenta tanto a la guerra como a la paz. Es la verdad que vence las murallas del intelecto y del corazón.

La degeneración, si es que la hay, no está en los hijos, ni en los alumnos, sino que en nosotros, sus líderes. La urgencia está en dirigir nuestro espíritu, antes que en corregirles las conductas. El desafío está en presentarnos, sin anuncios ni titubeos, en el altar límpido y sagrado de la acción.